Un día, la Confederación Asociada de Conductistas Asombrosos (CACA) se reunió para debatir sobre el futuro de la psicología. Todos en la CACA estaban preocupados porque la campaña de desprestigio hacia el término "mente" y la reducción de su estudio al dualismo cartesiano estaban dando resultados, pero pronto surgiría un némesis temible, un nuevo enfoque llamado "cognitivismo", que intentaba aproximarse al estudio científico de las funciones cognitivas o mentales. Viendo que su hegemonía podía verse afectada, pudiendo perder el prestigio, los puestos universitarios, las cátedras, consultorías y fondos concursables que habían ganado, la CACA necesitaba un plan para tumbarse al enfoque cognitivo.
-¡Lo tengo!- dijo un miembro -podemos dejar de ser tan restrictivos y aceptar el estudio de variables que no sean la conducta.
-¡Ya sé!- dijo otro -debemos ampliar nuestro punto de vista y aceptar que el estudio de las funciones mentales puede hacerse científicamente.
-¡Esto es!- dijo un tercero -tenemos que reconocer que la conducta es solo un aspecto del ser humano, manifestación también del procesamiento interno de la información.
Pensaron y pensaron...pero nada lograba satisfacer a la gran mayoría, hasta que uno de ellos, el más experimentado, dijo:
-Colegas, ¿ya han olvidado en dónde reside nuestra fuerza? ¡¡Fácil!! Digamos que la cognición...también es conducta.
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